Señor, aunque no merezco
que tú escuches un quejido,
por la muerte que has sufrido
escucha lo que te ofrezco
y escucha lo que te pido.
A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegría, mi dolor,
cuanto puedo y cuanto tengo,
cuanto me has dado, Señor.
Y a cambio de esta alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena,
¡ Cristo de la Buena Muerte!
Escribir comentario