He aprendido a caminar
entre brumas y hielo,
entre el mar y la arena,
y entre acantilados
que sostienen mi pena.
He aprendido a vivir
en lugares de nubes
y en sendas de piedra,
entre plantas y árboles
cuajados de hiedra.
Aprendí tras la senda
de una madre noble y buena,
entre rincones de arcilla
yo quise alejar las penas
de aquella buena semilla.
He aprendido a soñar
cuando estoy despierta,
cuando miro al cielo
en la noche abierta
de mi desconsuelo.
Perdida en mis sueños
me ha llegado el alba,
y un soplo de viento
se fundió en mi alma
y en mi pensamiento.
Cazadora de sueños
mirando el infinito,
me absorbe la distancia
de sueños en que habito
con su dulce fragancia.
Y me quedo escondida
en esa dulce magia,
vivida entre los sueños
que sueño con nostalgia
de grandes y pequeños.