Entre nubes de oro y plata
sueños de luz y de gloría,
así he pasado la vida
dejando que el tiempo corra.
Las musas no me acompañan
ni pasean por mi calle,
ellas no vienen a verme
y a mi no me quiere nadie.
Al contemplar los luceros
aquella noche estrellada,
vi que las musas huían
al escuchar mi llamada.
Se marchó la inspiración
a vivir a otra galaxia,
entre millones de estrellas
escondida en la distancia.
El viento que me susurra
a través de la ventana,
me va diciendo bajito:
¡Duerme que vienen mañana!
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